Protectora Marín

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viernes, 24 de abril de 2009

¡¡Maxi siempre quiso ser un perro libre,como los demás!!

Me llamo Maxi y esta es mi historia. El 26/01/09 fue mi primer día en este mundo, mi primer día junto con mi mama y mis hermanos, todo esto era nuevo para nosotros por eso empezamos investigando todo con nuestro olfato y ya pasado los 15 días empezamos a utilizar nuestra vista y el resto de los sentidos, al mes cuando ya teníamos todo investigado yo y mis hermanos ya estábamos correteando unos detrás de otros jugando sin parar, me acuerdo que mama siempre nos decía que tuviéramos cuidado para que no nos hiciéramos daño ya que a veces jugando éramos un poco brutos. Pero un día empezó a venir gente a nuestra casa gente que no conocíamos y ni siquiera sabíamos quienes eran, esta siempre señalaba a alguno de nuestros hermanos intercambiaba unos billetes con nuestro dueño y se llevaba en una cajita de cartón a este hermano que tanta gracia le había hecho, mama nos explico que estas personas eran buenas personas que nosotros no podíamos quedarnos el resto de nuestra vida con ella por eso nuestro dueño había decidido lo mejor para nosotros darnos a una familia la cual nos cuidaría y nos querría el resto de nuestras vidas, tanto como lo hubiera hecho ella.Los meses pasaban y yo aún seguía hay, pensé que nunca nadie vendrían a por mi, pensé que mi oportunidad nunca llegaría. Un día mi dueño decidió regalarme a un señor de pelo y barba blanca, de mediana estatura con pantalones vaqueros y camisa amarilla, yo pensé que esta era mi oportunidad que por fin conocería el hogar en el cual iba a vivir, conocería el resto de mi nueva familia con la que compartiría con ella todo mi cariño, mí compañía mi amor… con la que bajaría al parque y allí me haría un montón amigos de mi misma especie jugaría con ellos detrás de la pelota o incluso a pillarnos unos detrás de otros.Pero no todo fue tan bonito como imaginaba… al fin llegamos, llegamos a mi nuevo hogar un hogar con un gran terreno, nos bajamos del coche mi dueño me puso un collar y una correa y los dos nos dirigimos a una caseta la cual estaba ubicada a un lado de terreno y que junto a ella había una cadena de hierro; me quito la correa que el me coloco al bajar del coche y me puso la que cadena de hierro que estaba junto a la caseta de perro.Yo pensé que esto sólo sería un momento mientras él subía a la casa y les daba la sorpresa de mi llegada a los demás miembros de la casa y estos saldrían a recibirme, pasaban los minutos las horas y yo aún seguía hay, de pronto bajo mi dueño me lleno dos bolees uno de agua y otro de comida cruda y tan pronto como me los hecho se subió para casa otra vez. Pasaban las horas, los días, las semanas incluso los años, junto a esa caseta y atado a esa cadena, los inviernos los pasaba bajo la lluvia ya que la caseta estaba rota y acompañada del duro frío de invierno y el verano lo pasaba bajo el terrible calor y a veces sin apenas una gota de agua ya que muchas veces mi dueño se olvidaba de bajarme tanto la comida como el agua.Yo muchas veces me preguntaba ¿Qué abre hecho yo para merecerme esto? Atado de por vida a una cadena junto a una caseta y sin tener el cariño de una familia, el calor de un hogar, sin poder relacionarme con miembros de mi misma especie, sin conocer el resto del mundo…; a veces tras los barrotes de mi verja veía a los otros perros salir corriendo con sus dueños corriendo por salir al parque a jugar con los demás perros, corriendo por ir a jugar con sus dueños a la pelota, corriendo por dar largos paseos con ellos etc, mientras que yo me pasaba los años encadenado a esa cadena de hierro y junto a esa caseta, todo por que yo había caído en la manos de una personas egoísta e insensible una persona que desde los dos meses hasta hoy me había atado a una cadena de hierro privándome de mi libertad y mis derechos y teniendo una mida miserable como la que hoy en día tengo. Un día arto de ver como los demás perros eran libre y yo no, pensé que yo también merecía mi libertad y tener una vida digna como los demás perros por ello me solté de aquella cadena salte la valla y me aleje corriendo de aquel lugar, con tan mala suerte que unos kilómetros más adelante no mire la carretera y un coche me dio un golpe.Mary la chica la cual me había dado el golpe sin querer toda preocupada se bajo del coche me recogió con cuidado y me llevo a el veterinario más próximo, allí junto a ella me pase varios días ingresado hasta que un día el veterinario le comento a esta que me daría el alta pero que el golpe había sido muy fuerte y que a mi solo me quedaban unos meses de vida, ella comento que esos meses de vida que me quedasen los pasaría como siempre yo había soñado, esos días calurosos y esos días de intensas lluvias y frío los pasaría dentro de un hogar junto con una familia que me daría todo el cariño y el amor que tanto me merezco, estos me darían de comer y de beber todos los días sin olvidarse de mi, me bajarían al parque para jugar con otros perros a la pelota y correre detrás de ellos como yo anteriormente había soñado..¡¡Y por fin sería libre!!Un día me puse muy enfermo y me tuvieron que llevar al veterinario a darme la inyección, ya que había llegado mi momento el momento de dormirme y pasar a la otra vida y mientras el veterinario me ponía la inyección oía como Mary me abrazaba y me susurraba al oído… “Max estos meses que he estado contigo me has has hecho muy feliz ya que me has dado lo que ningúna otra persona me ha dado en toda mi vida,que sepas que siempre habra un hueco en mi corazón para tí y mi mente siempre te recordara TE QUIERO MAXI” y yo con los ojos medio cerrados y sin casi fuerzas,con un pequeño ladrido la conteste “Gracias a tí pude tener un final feliz"

1 comentario:

  1. Se me han saltado las lágrimas, no lo he podido evitar... yo no sé si el mal nacido que maltrató a mi Trobo llevaba camisa amarilla, pero sí sé, lo supe cada vez que miraba a mi perro a los ojos, que le pegaba con un garrote y que lo tuvo encadenado hasta que se debió cansar incluso de eso y lo abandonó en el monte, bajo la lluvia y la soledad más absoluta. Trobo me lo decía siempre, cada vez que lo acariciaba y apenas le rozaba el pelo él no podía evitar estremecerse esperando la paliza. Yo le hice aprender que ya no había más palizas, sólo mimos y cuidados, como él merecía.
    Ojalá algún día no existan estas historias...
    Reme

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