miércoles, 30 de noviembre de 2011

ARTÍCULO DE LA ESCRITORA LUCÍA ETXEBARRIA EN LA VANGUARDIA.COM DE HOY

Le ruego que lea este artículo con mente abierta antes de hacerse la consabida y muy desafortunada pregunta: “¿Con la de niños que se mueren de hambre, vamos a salvar a un perro?”.

Sí, hay muchos niños que mueren de hambre, pero, afortunadamente, no en España. En España, sin embargo, se abandonan cien mil perros al año. Con la llegada de la crisis, las perreras y los refugios se han saturado. Y esta epidemia de abandonos me demuestra lo que ya sabía: si te compras un perro como quien se compra un bolso, pagando por un cachorro sólo porque la raza se ha puesto de moda, es tan probable que lo abandones como que dejes de lucir el bolso cuando pase de temporada. En una perrera, puede usted elegir la raza que quiera: sharpeis, yorkshire, bichon, Jack Russell, carlinos, pitbulls… Perros que se venden en criaderos a partir de 300 euros el cachorro.

En España podemos presumir de ser el único país que no cuenta con una ley de protección animal nacional. Esto quiere decir que aunque en teoría abandonar o maltratar a un animal está multado, en la práctica es una acción que queda impune. Y quiere decir que en las perreras españolas se sacrifican perros y gatos incluso si a escala europea se ha demostrado que la reubicación de los animales en casas de adopción o de acogida no es sólo una medida más ética sino… ¡más barata! Las protectoras de animales, gestionadas por voluntarios y sin contar en su inmensa mayoría con subvención, se las ven y se las desean para salvar a algunos de los condenados, en muchos casos enviándolos a Alemania o Francia, países con mayor conciencia animalista, en los que el abandono está penado, y la venta, estrictamente controlada.

A los que me dicen: “¿Por qué preocuparte de los animales y no de los niños?”, les respondo siempre: “Perdona, y tú ¿ qué haces por los niños?”. Y resulta que estas personas nunca, nunca, son socias de ONG alguna. También podría decirles que me preocupo mucho por los niños precisamente porque el hecho de que sienta empatía por un perro me capacita para sentirla por cualquier persona en dificultades. O podría contarles que los animales son los mejores amigos de los niños.

Y sobre todo, podría decirles que la idea de que el hombre es superior al resto del reino animal es ridícula. De hecho, somos la peor entre todas las especies animales, la más dañina, la más violenta, la que se multiplica sin control, la que destroza su propio hábitat, la superdepredadora. En contadísimos y extremos casos un animal no racional mata a un congénere. Y desde luego ningún animal no racional extermina a una colonia de congéneres. Pero nosotros no sólo estamos destrozando el planeta en el que vivimos sino que ni siquiera sabemos cuidar de nuestra propia especie: Somos siete mil millones de personas. Mil millones sufren hambre y desnutrición debido, precisamente, a la codicia y a la explotación de sus pares.

Y les diría, por último: esta Navidad muchos niños van a pedir un perro. Por favor, no lo compre, y convenza a sus amigos y familiares para que no lo hagan. Para que adopten uno de los cientos de miles de perros que esperan un hogar en cheniles de perreras y protectoras de toda España.

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