lunes, 9 de agosto de 2010

Es verano y las perreras están llenas...


Hace tiempo que lo venimos pensando y por fin lo tenemos claro: queremos un perro, un gato.
Y por dónde empezamos a buscar...
la respuesta es muy sencilla. Ese perro flaco que vimos a la puerta del super, aquel gatito debajo del coche del vecino...
Y si tenemos la enorme suerte de no tropezarnos en nuestro día a día con animales que realmente nos necesitan, ¿por qué no mirar en la perrera?
Allí no hay segundas oportunidades, o son adoptados, o son asesinados.
Me permito escribirlo tal como lo pienso por duro que suene.
¿Sacrificar? ¿Por qué, por el bien de quién?
Yo por tu bien , me sacrifico: me privo de cosas, de ilusiones, de deseos, trabajo más horas, duermo poco... en fin, me sacrifico en lo que puedo... pero matar para vaciar jaulas ¿eso es sacrificar?
¿por el bien de quién? ¿del siguiente que la llenará y en consecuencia será a su vez sacrificado por el bien de otro y otro y otro...? ¿por el bien de la gente que no tendrá que ver animales en estado penoso vagando por las calles...?
Eso es cerrar los ojos para no ver, nada más.
Y porqué no empezamos a hacer las cosas bien de una vez por todas... con qué derecho manejamos las vidas de los animales a nuestro antojo... acaso no sufren... sólo hay que mirarlos a los ojos.
Y si abrimos la puerta de casa y no hay perro a la vista, ¿no estaría bien preguntar en la protectora de animales más cercana a ver dónde está ese animal que nos está esperando?

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