sábado, 23 de mayo de 2009
LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE "RAZA"
Hola a todos desde aquí quiero dar las gracias a todas las asociaciones que nos escribieron cuando el tema de Luna la golden (adoptada ayer),, también a todas las personas que nos escribieron al correo interesándose por ella,,a los que me han ayudado a difundirla ,, gracias de nuevo.
Por desgracia todo tiene dos caras y no hace más que venirme a la memoría la novela de Oscar Wilde "la importancia de llamarse Ernesto",, la cara más amable es que una perrita ha encontrado un hogar ,, la cara más triste es que cachorros, perros jovenes ,, perros mayores,, gatos sin raza siguen sin encontrarlo por no tener detrás ni siquiera el apellido "cruce".
Animales que tienen el carácter asegurado, el tamaño asegurado (en el caso de los adultos), ¿no hay opción para ellos ? .... pensemoslo.
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y no pasa un día en que salgamos a pasear a nuestra perrita Cruce y no nos tropecemos con el snob de turno... y da lo mismo para qué se quiere al perro, si para acompañarlos en el salón de casa o para correr la maratón con ellos, las características del animal no importan, eso sí, es de RAZA. Con mayúsculas, porque para ese tipo de gente la raza sí importa y más para quien la transforma en dinero; a mí es una palabra que llega a horrorizarme, quizás porque me sitúa frente a una antigua película ESPAÑOLA también con mayúsculas, o porque siempre se utiliza la dichosa palabreja para discriminar a aquel que no la posee...
ResponderEliminarsólo he convivido con una perra de raza, con su pedigree y todo, incluso eso no la salvó del abandono y consiguiente llegada a manos de mi pareja y por tanto a las mías. Mis pocos perros,no me he podido permitir más, han sido, son y seguramente serán, sin ese preciado etiquetado que tanto valor les aporta; mis perros bebieron de muchas fuentes, de padres distintos, de abuelos lejanos, quizá de tierras lejanas con sus historias pasadas... a mis perros sin raza los enriquecen mil maneras de saborear la vida, de olfatear el aire, de mirar el horizonte y divagar en su mundo interno formado por miles de perros infinitos, todos sin raza... no me sirve la raza, no me sirve para quererlos más, para mirarme en sus ojos, para reírme con sus juegos, incluso enfadarme con sus fechorías. La raza no me sirve para nada, puedo sentir la calidez de su pelo suave sin ella, puedo saber que mi perro, mi amigo, lo será para siempre porque sé que a él tampoco mi raza le importa.
...no se lo hagamos más difícil
Reme